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Un pintor a ficionado 

 

 


   estasta historia comenzó cuando un conglomerado de personas asistió a un importante Museo de una también importante ciudad, para admirar una exposición de pintura de un afamado pintor.

   Todas las personas se aglomeraron dentro del recinto a contemplar y opinar sobre la hermosa exposición, en especial sobre una obra pictórica que al parecer llamaba la atención de todos.

   En ese momento, entró al museo un pintor aficionado, que confundido entre la gente quiso saber el porqué de aquél susodicho cuadro llamaba tanto la atención de la gente.

   Al estar frente al cuadro y contemplarlo, exclamo: “¡Oh, qué tristeza!”.

   El famoso cuadro mostraba un niño de no más de cinco años, con su carita sucia, sus ojos claros y llorosos y una mirada de profunda tristeza que parecía transmitir su dolor.

   Fue entonces cuando el pintor aficionado pensó en hacer una intervención a fin de darle otro matiz a la obra; y acto seguido salió del Museo rumbo a su casa a buscar sus pinceles y sus pinturas, para luego devolverse rápidamente al Museo. Esperó que la gente se dispersara y al menor descuido hizo retoques al cuadro del niño triste.

   A través de una excelente maestría el pintor aficionado logró cambiar el semblante de aquel niño triste, el cual ahora lucía extremadamente feliz. Su sonrisa había borrado todo indicio de tristeza y sus lágrimas habían desaparecido. Cuando el pintor aficionado estaba dando los últimos retoques a su entrecomillada obra, fue sorprendido por la autoridades del Museo y trasladado a un sitio de aprehensión a fin de que rindiera cuenta de su delito cometido por violación del derecho de autoría y daños y perjuicios a una obra pictórica tan valiosa.

   Cuando iba ser encerrado llegó el autor original del cuadro, el cual con mirada serena se dirigió directamente hacia donde estaba el pintor aficionado, lo miro a los ojos y le dijo:

   -¿Porque lo has hecho?

   - Porque quise que la gente admirara su alegría, no su tristeza, respondió.
 
   - ¿Conoces acaso el mensaje que quise transmitir? Volvió a preguntar el pintor original.
  
   - No, pero es evidente que si puedo mejorar algo lo mejoro, volvió a responder el aficionado.

   - No has mejorado nada, al contrario has arruinado todo, le ratificó el pintor original.

   Entonces hubo un profundo silencio en la sala, hasta que el pintor original volvió a tomar la palabra dirigiéndose a las autoridades.

   - Suelten a ese pobre hombre, denle su libertad, así como él andamos todos por la vida, queriendo corregir los designios del ser supremo, y sin darnos cuenta, igual que este hombre, lo único que logramos, es arruinarlo todo.
Luego dio media vuelta y con paso presuroso se alejó del lugar.

 

 

 

Autor: Alejandro J. Díaz Valero
04-02-2010
www.dibucuentos.com

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