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La niña que leía cuentos
onozco la historia de de una niña que le gustaba leer cuentos, ella leía cuentos y más cuentos, y cada nuevo cuento que leía, le dejaba un recuerdo que para ella era difícil de olvidar. Algunos de los cuentos que leía la hacían reír, otros en cambio la hacían llorar. La niña de esta historia jugaba con sus muñecas y con sus otros juguetes, pero ella además, jugaba con los personajes de cada cuento que leía, creando juegos imaginarios que la divertían sin que los demás se dieran cuenta. La niña de esta historia era una niña de seis años que desde pequeña había aprendido a leer y a disfrutar de los cuentos que sus padres le llevaba a la casa y que ella leía al llegar de la escuela. Ella, a veces, se imaginaba que era un personaje de aquellos cuentos, otras veces se imaginaba que ella era amiga de quién había escrito el cuento, otras veces se imaginaba que era ella quién había escrito el cuento; pero nunca se imaginó que alguien algún día escribiría un cuento especialmente para ella.
Esta niña fue guardando los cuentos que leía, en un rinconcito muy pequeño que tenía dentro de su corazón, porque lo más grande de su corazón ya lo tenía ocupado con el amor a su mamá a su papá, a toda su familia y a los amiguitos de la escuela. Es por eso que el corazón cada día le crecía más, porque mientras más cuentos leía, más cuentos metía en su corazón, que palpitaba de alegría cada vez que leía un nuevo cuento.
Un día, un señor que escribía cuentos, estaba muy preocupado porque se le había extraviado uno de sus cuentos; entonces comenzó a buscarlo debajo de las nubes, detrás del arco iris, en la hojas de los árboles, en las olas del mar, en el silencio de la noche y en tantos otros lugares que se le ocurrieron, pero no lograba encontrarlo. Mientras los días seguían transcurriendo, el señor que escribía cuentos, seguía buscando y buscando su cuento perdido sin llegar a encontrarlo, porque estaba tan distraído cuando escribió aquel cuento, que no se dio cuenta que la pequeña hoja donde lo había escrito, había salido volando como un avioncito de papel y se había metido para siempre en el corazón de aquella niña que leía cuentos. Aunque aquella niña nunca le dijo nada al señor que escribía cuentos, una tarde cuando el sol se estaba ocultando, aquel señor sintió una corazonada, y descubrió por fin dónde estaba escondido el cuento que se le había perdido. Entonces fue a buscarlo, y al ver que la niña que leía cuentos lo tenía muy adentro de su corazón y era imposible separarlos, entonces agarró a los dos, a la niña y al cuento, y los guardó a su vez muy dentro de su corazón, para que se quedaran allí como un bonito recuerdo que le había regalado aquel cuento perdido y aquella niña que leía cuentos.
Dedicado a la niña Luisana, la hija de la señora Elida
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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